Primos

Diego (Quim Gutiérrez) es plantado el día de su boda, y decide junto con sus primos Julián (Raúl Arévalo) y José Miguel (Adrián Lastra), volver al pueblo donde veraneaban en busca de su amor de juventud Martina (Inma Cuesta). Allí se reencontrarán con otros personajes de su pasado y con alguna que otra sorpresa más que no esperaban.

Todos los que me conocen saben que no soy muy partidario del cine español. Sobre todo de la película tipo que nos suelen ofrecer. Véase el drama por el drama, el tema de la prostitución, drogas, los suburbios y la guerra civil, cosas que sinceramente ya me tiene un poquito cansado. Con esta película se demuestra que no hace falta recurrir a esos estereotipos para rodar algo que valga la pena y llevarnos a las salas.

Daniel Sánchez Arévalo nos presenta una comedia que, y aquí esta su principal fuerza, hace que nos sintamos completamente identificados con los personajes en algún momento. Todos hemos tenido nuestros desengaños amorosos, todos tenemos nuestras fobias irracionales, todos hemos recurrido al "no hay huevos" para cometer alguna locura y todos hemos estado con una cerveza a las doce de la mañana en las fiestas del pueblo. Todo esto hace que tierna sea, quizá la palabra que mejor defina a esta película.

Tras una primera escena para el recuerdo, buena nota de ella deberían tomar otros directores más consagrados. Los tres principales protagonistas inician por separado su trama personal. Por lo que no nos dará tiempo de cansarnos ni de las gamberradas de uno, ni de la sensiblería superlativa del otro, ni de la cómica locura del tercero, ya que nos van intercalando estas tres historias hasta un descojonante (no encuentro otra palabra) climax final con el play-back.

En resumen, una grata sorpresa para mí, que me hubiera perdido si no fuera por las numerosas buenas referencias que me llegaron.

Por cierto, prometo que la próxima crítica sea de alguna castaña, no vayáis a creer que me gusta todo lo que veo, ya tengo un par de cositas en mente, jeje