Eddie Morra (Bradley Cooper) es un escritor sumido en una crisis tanto profesional como personal, sin salida aparente, hasta que un personaje de su pasado le ofrece una droga que puede cambiar por completo su vida. Se volverá más listo, más despierto y no habrá nada que no pueda conseguir. Pero hay mucha más gente que quiere para sí mismos estas milagrosas pastillas, y entonces es cuando comenzarán los problemas....
Tras una premisa ya desarrollada otras veces, la del perdedor que obtiene algo que todos ansían y que harán lo posible por conseguirlo. Nos encontramos con una película con mucho ritmo, muy bien filmada, con unos giros argumentales que no insultan la inteligencia del espectador y, en definitiva, que entretendrá a todo el mundo.
Repito, esto ya se ha hecho muchas otras veces, con la salvedad que aquí el objeto de deseo de todos no es un objeto mágico, un mapa del tesoro o una habilidad de algún personaje que te pueda hacer rico, si no una droga, lo que da para profundizar un poco en temas como la adicción.
Para los fans de De Niro decir que solo lo verán en pantalla unos 20 minutos, aun siendo un papel fundamental en toda la historia todo el peso argumental recae sobre el protagonista. Por lo que si es tu única razón para gastarte 7€ en el cine quizá deberías pensártelo. Además su actuación esta muy encorsetada ya que su personaje es bastante plano y tampoco se le puede sacar mucho más de lo que le saca.
Como conclusión final, una película para uso y disfrute de Bradley Cooper, uno de los niños bonitos de Hollywood del momento. Con un buen guión, del que quizá se podría haber sacado algo más, y que te mantendrá pegado a la pantalla durante sus 105 minutos.
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